viernes, 9 de diciembre de 2016

"Mensaje del Amor Misericordioso: A las almas contemplativas"



"¡Cuán profunda es la vida religiosa bien comprendida y practicada como debe serlo! Es una vida esencialmente de culto divino y de reparación.

"Leed lo que dice el astol San Pedro a los fieles, y de qué modo debéis portaros vosotras, sus privilegiadas y sus escogidas: Sois una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, upueblo adquirido por Dios para anunciar las perfecciones de Aquel que os ha llamado a su admirable luz”.


"Muchos  entre  los  cristianos  olvidan  y  desconocen  estos grandes principios: ¿Tienen conciencia de que no están en la tierra sino para conocer, amar y servir a Dios, y mediante esto obtener la vida eterna? Y vosotras habéis sido escogidas para ser en y conmigo las suplentes de la humanidad: no sois religiosas sino para esto... como Yo fui a este fin el religioso del Padre."

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"Almas religiosas, almas contemplativas, a vosotras me dirijo más en particular: ¿Habéis comprendido vuestra misión...la responsabilidad que os incumbe… si no sois uno de esos justos escogidos por a favor del mundo?

"Grande es vuestra misión en la hora presente; continuamente debéis tener los brazos elevados al cielo, ya sabéis lo acontecido cuando Moisés, cansado, dejaba caer los brazos; los combatientes veían al enemigo ganando terreno.

"Si a vuestros hermanos combatientes les es tan costoso y difícil el vencer, ved si en poco o en mucho no tenéis la culpa.

"Cuánto tiempo no habéis robado a la obra que Yo os tenía confiada... tiempo perdido para y dado a la tierra, fuera de mi voluntad... tiempo perdido en entreteneros, en discutir con el enemigo, y aún en mirarle para ver lo que quería hacer o decir... a vosotras he dicho: permaneced en mi amor. Mi corazón es la fortaleza inexpugnable donde nada tenéis que temer de vuestros enemigos; y esta fortaleza está siempre abierta al humilde, al pobre, al pequeño, al convencido de su miseria y que confía en mi Amor Misericordioso".

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"¡Oh Cristo Rey, por el Corazón Inmaculado de María, me doy de nuevo a Vos para vivir desde ahora más plenamente de la vida que vuestro amor misericordioso ha elegido para mí en sus designios de predilección. Perdonadme el no haberlos comprendido y el haber correspondido tan mal a tantas gracias y atenciones. Jesús, sed mi Salvador, y en estos momentos haced de Salvador... no sólo para conmigo, sino para todas las almas de mis hermanos, y con ellos, formando un sólo corazón, renuevo mis votos sagrados de obediencia, castidad y pobreza, por los que os consagro todo mi ser, para no vivir sino de vuestra voluntad, en la caridad, despojada de cuanto no seáis Vos, y no queriendo otras intenciones sino las vuestras, ni otra morada que vuestro Corazón en el cual quiero vivir y morir, sobre la Cruz, como pequeña hostia vuestra, viviendo de vuestra vida toda de amor!.

Yo quiero, amo y doy la preferencia a cuanto Vos habéis querido para Mí. María, mi buena Madre hacedme como vos y con vos la humilde y fiel sierva de Cristo Rey. Amén".

P. M. SULAMITIS.