“¡Oh Dios mío, Trinidad bienaventurada, a fin de vivir en un perfecto
acto de amor, yo me ofrezco como víctima de holocausto a vuestro Amor Misericordioso,
suplicándoos que me consumáis sin cesar, dejando desbordar en mi alma las olas
de infinita ternura que en Vos se encierran, y así sea yo mártir de vuestro
Amor, oh Dios mío!
“Que este martirio, después de haberme preparado a comparecer ante
Vos, hágame morir al fin, y que mi alma
se lance sin demora en el eterno abrazo de vuestro Misericordioso Amor.
“¡Quiero,
oh Amado mío, renovaros esta ofrenda en cada latido de mi corazón un número
infinito de veces, hasta que habiéndose desvanecido las sombras, pueda repetiros
cara a cara mi amor eternamente!”
¿Cuál es el origen de este Acto?
Santa Teresita lo dice en el libro de su Vida, "Historia de un Alma", cuya lectura ampliamente recomendamos:
“En
el año 1895 recibí, escribe ella, la gracia de comprender, mejor que nunca,
cuanto desea Jesús ser amado:
Pensando
un día en las almas que se ofrecen como Víctimas a la Justicia de Dios a fin
de desviar, atrayéndolos hacia sí, los
castigos reservados a los pecadores, encontré esta ofrenda grande y generosa,
pero estaba muy lejos de sentirme inclinada a hacerla. ¡Oh mi Divino Maestro!,
exclamé del fondo de mi alma, ¿sólo vuestra justicia recibe las hostias de
holocausto? Vuestro Amor Misericordioso, ¿no las necesita también? De todas
partes es duramente desechado; los corazones a quienes deseáis prodigarle se
vuelven a las creaturas pidiéndoles la felicidad de un miserable y efímero
cariño, en lugar de echarse en vuestros brazos y aceptar la deliciosa hoguera
de vuestro Amor infinito, ¡Oh Dios mío! Vuestro Amor menospreciado ¿permanecerá
encerrado en vuestro Corazón? Me figuro que si encontrarais almas que se
ofrecieran como víctimas de holocausto a vuestro Amor, las consumiríais
rápidamente y os alegraríais de dilatar las llamas de infinita ternura que encierra
vuestro pecho”.
“Si
a vuestra justicia gusta de descargarse siendo que sólo se extiende sobre la
tierra ¡cuánto más vuestro Amor Misericordioso deseará abrasar las almas, ya
que vuestra misericordia se eleva hasta los cielos! ¡Oh Jesús! que sea yo esta
dichosa Víctima; consumid vuestra pequeña hostia con el fuego del divino Amor”.
"Hacemos nuestra esta
oración de Santa Teresita: “¡Oh Jesús!,
te suplicamos que inclines tus divinas miradas sobre un gran número de almas
pequeñitas, y te escojas en este mundo una legión de pequeñas victimas dignas
de tu AMOR”.
Lo que es el Amor Misericordioso
El Amor Misericordioso es el amor infinito que reside en la Trinidad
adorable, el amor divino considerado en sus relaciones con los hombres, sus
pequeñas criaturas miserables a consecuencia del pecado; amor que nos ha
prevenido, amor siempre en actividad para hacernos bien, amor de un Dios
infinitamente bueno y todopoderoso, que quiere hacer llamar Padre, Salvador,
Amigo…
El Amor
Misericordioso es por consiguiente el amor del Dios Bondadoso para conmigo, en
particular para mí, que me ha creado para conocerle, amarle, servirle y por
este medio, conseguir la vida eterna.
Con este amor he sido
amada desde antes de mi nacimiento; no cesará de ejercerse sobre mí durante
toda la eternidad, si, por mi malicia y mis infidelidades voluntarias, no pongo
obstáculo a sus designios.
El Amor Misericordioso
excede a todo otro amor, pues tiene su fuente en el Corazón de Dios mismo y me
ha sido manifestado en sus divinos excesos.
El amor llama al
amor: ¿no es justo amar a quien nos ama y no nos ama sino para nuestro bien?
Pues Dios se bastaba a sí mismo; si Él nos ha creado es para hacernos
participar de su felicidad suprema, para hacernos felices… Él, Santo por
excelencia, infinitamente perfecto, se ha abajado hasta mí, a pesar de mi
miseria y me atrevería a decir que a causa de mi miseria, de la cual se ha
compadecido según el oráculo: “Te he amado con un amor eterno, y misericordioso
te atraje a mí”[1]. Y
este fino amor me atrae en este día para devolverle amor por amor. El discípulo
amado lo dijo: “Amemos a Dios, que nos amó primero”[2].
Sí, amemos a Dios, no
con un amor superficial, no con los labios, sino amémosle entregándonos a Él
totalmente, sin retroceder, y para ello, pidamos a la Santísima Virgen que nos
enseñe y nos disponga ella misma a hacer nuestra ofrenda de amor.
P. M SULAMITIS
* * *
Invitación para
corresponder al Amor Misericordioso del Corazón de Jesús.
¡Oh
criaturas mías! ¡Si supierais cuán amadas sois por vuestro Dios!...
Eso
constituirá vuestra bienaventuranza, vuestra gloria en el cielo… y toda la
eternidad cantareis las alabanzas, los beneficios de mi Amor Misericordioso…
Porque nadie encontrará en el reino de los cielos sino por Él: por Él habéis
sido creados… por Él sois vivificados, gobernados y por Él seréis salvos… por
Él, coronando sus dones, seréis glorificados y Él será glorificado en vosotros
eternamente.
¡Id!
Penetrad más y más en las intenciones de la Iglesia… Haced conocer a Cristo,
tal como se ha manifestado sobre la tierra, sobre su vida mortal… haced conocer
su Corazón mostrado a Margarita María… decid a todos que Él es el Amor
Misericordioso… Repetid con Teresita
del Niño Jesús, que mi Amor Misericordioso desea abrasar a las almas en sus
ardores… que necesita hostias de holocausto… En todas partes es desconocido y
rechazado… Los corazones a quienes deseo prodigarlo, se vuelven hacia las
criaturas pidiéndoles la felicidad como un miserable afecto momentáneo, en vez
de echarse en mis brazos y de aceptar la deliciosa hoguera de mi amor infinito…
¡Qué bien supo conocerme mi Teresita! Su acto de ofrecimiento está ya aprobado.
Ya no soy Yo por tanto para vosotros un desconocido… y si os ponéis delante de
vuestro Crucifijo, o de la Hostia Santa, pronto mi Corazón, irradiando, os dará
a conocer lo que Yo soy… lo que he sido para vosotros desde el primer momento
de mi vida, y todos os sentiréis movidos a decirme: ¡Lo creo! Sois el Amor Misericordioso.
(Extracto de "La Obra del Amor Misericordioso").
Muerte feliz de Santa Teresita de Lisieux
"Oh... ¡Le amo!... ¡Dios mío... os amo!"
S.
S. PIO XI
Homilía
de la Misa de Canonización de Santa Teresita
[1] Jer. XXXI, 3.
[2] I Joan. IV, 10.
Nota.- Indulgencias a perpetuidad por recitar el Acto de Ofrenda compuesto por Santa Teresita, a partir de las palabras “A FIN DE VIVIR EN UN PERFECTO ACTO DE AMOR”:
1º 300 días de indulgencia, cada vez que se rece con devoción este Acto de Ofrenda.
2º Indulgencia plenaria cada mes con las condiciones ordinarias a todos los que la hubieran rezado todo el mes.
Dado en Roma, en la S. Penitenciaría el 31 de Julio de 1922.
Nota.- Indulgencias a perpetuidad por recitar el Acto de Ofrenda compuesto por Santa Teresita, a partir de las palabras “A FIN DE VIVIR EN UN PERFECTO ACTO DE AMOR”:
1º 300 días de indulgencia, cada vez que se rece con devoción este Acto de Ofrenda.
2º Indulgencia plenaria cada mes con las condiciones ordinarias a todos los que la hubieran rezado todo el mes.
Dado en Roma, en la S. Penitenciaría el 31 de Julio de 1922.