"¡Yo soy el AMOR MISERICORDIOSO!"
"Quiero una Asociación del Amor Misericordioso para corresponder a mi plan divino y satisfacer los deseos de mi Corazón".
"Yo quisiera pequeños grupos que se extiendan poco a poco, esto será la Obra del Amor Misericordioso…"
(29 de Enero de 1919).
"Ha sonado para Mí la hora de formar amigos míos,
sinceros y leales, y esta es la obra del Espíritu Santo… Estos amigos abrazarán
con amor todos mis asuntos y los encontraré dispuestos a todos los sacrificios.
Sus funciones serán muy diversas; los quisiera en todas las esferas para que
correspondan a todas las exigencias de mi Corazón… Rogad para que todos
comprendan que el Reglamento que debe gobernar a todas estas cosas sea el que
di Yo mismo cuando estaba en la tierra… mi Ley
de Amor, la Regla de mi Corazón."
("El Amor no es amado").
"Hay que orar mucho, para el cumplimiento de mi
voluntad y para la gloria de mi Amor Misericordioso. Orar para que las almas
comprendan bien lo que yo deseo, que es darme a conocer en la verdad de mi
caridad infinita, en mi Amor Misericordioso, hacerme conocer como tal sobre la
Cruz, en mi Hostia, en mi Evangelio, y todo esto por mi Corazón, que quiero yo
descubrir en estas diversas manifestaciones de mi amor."
("La imagen de Jesucristo Amor Misericordioso").
"Tengo compasión de las almas que no quieren recibir la luz y se dejan arrastrar por el torbellino; tengo compasión de las almas que corren hacia el abismo, y quisiera detenerlas al borde del precipicio. Por eso hago predicar mi doctrina; por eso me muestro tan bueno; por eso mi Corazón está siempre abierto para conceder el perdón; por eso quisiera que vivieseis todos amándoos, aliviándoos como hermanos: si hicierais lo que os digo, tendríais la paz en vosotros y entre vosotros."
("¡Tengo compasión!").
"Yo soy el Amor Misericordioso y como tal he venido a
manifestarme a la tierra. ¿No lo habéis comprendido así, cuando me habéis
visto, desde mi nacimiento, hacerme el hermano, el amigo de los niños y de los
pobres? Fue para que ningún indigente sobre la tierra pueda decir: “El Rey del
cielo y de la tierra no ha conocido nuestra pobreza”… ¿Quién de vosotros ha
sido jamás tan pobre como Yo? Nací en un establo… elegí a los pastores para ser
mis primeros adoradores… a unos pescadores para que fueran mis Apóstoles, a los
despreciados de la tierra como a mis privilegiados… mis amigos… Puse mi
omnipotencia al servicio de los que se hallaban angustiados, de los que
sufrían… todo lo hice para excitaros a la confianza, para descubriros mi
inmenso amor hacia vosotros, tan indignos de este favor… Ved las leyes que os
he dado, ved si no son todas ellas bondad, indulgencia para el que tal vez es
débil, pero tiene un buen corazón y se arrepiente de sus culpas… Ved que
condición os he impuesto para que alcancéis vuestro perdón… y de qué modo,
también os he dejado entrever el juicio y la recompensa… ¿No debe ser todo esto
para vosotros un gran estímulo para creer en mi Amor y para la práctica de la
caridad misericordiosa?... Cuanto más contempléis vuestro crucifijo… más os
acercaréis al altar donde renuevo cada día mi sacrificio… cuanto más leáis y
meditéis mi Evangelio, mejor comprenderéis mi Corazón y descubriréis que este
Corazón, que tanto os ha amado, nos es más que amor y, para vosotros, Amor
Misericordioso…"
"¡Oh
criaturas mías! ¡Si supierais cuán amadas sois por vuestro Dios!..."
"Eso
constituirá vuestra bienaventuranza, vuestra gloria en el cielo… y toda la
eternidad cantareis las alabanzas, los beneficios de mi Amor Misericordioso…
Porque nadie encontrará en el reino de los cielos sino por Él: por Él habéis
sido creados… por Él sois vivificados, gobernados y por Él seréis salvos… por
Él, coronando sus dones, seréis glorificados y Él será glorificado en vosotros
eternamente".
("La Obra del Amor Misericordioso").
OFRENDA
¡Padre Santo!
por el Corazón Inmaculado de María,
os ofrezco a Jesús,
vuestro Hijo muy amado,
y me ofrezco yo mismo,
en Él, con Él y por Él,
a todas sus intenciones,
y en nombre de todas las criaturas.
(Padrenuestro, Avemaría, Gloria).
Indulgencia de 300 días cada vez, y plenaria al mes.
Pío XI, 10-VI-1923.