viernes, 30 de septiembre de 2016

"Grave llamamiento a las jóvenes y a las mujeres cristianas"


“Hay una vergüenza del pueblo cristiano que concierne especialmente a las mujeres: la indecencia en el vestir… Es una verdadera ruina no tan sólo de su dignidad cristiana sino aun también de su dignidad humana. Hay algunas que buscan la manera de compaginar este proceder vergonzoso con la profesión de la religión y de la fe católica. Es una verdadera inconsciencia, que a almas que deben ser templos de Dios, las hace, como dice San Pablo (I Cor. VI, 15), miembros de mujeres de mal vivir. He ahí un gran mal y causa de otros mayores todavía… un mal contra el que no se podría clamar nunca bastante, no sólo para defender los templos materiales, sino también los templos de Dios, que deben ser la carne y el alma de todo cristiano marcado con el sello indeleble de Jesucristo”.

            (Encíclica “Quas Primas”, Dic. 1925, sobre Cristo-Rey, y discurso del Papa a los predicadores de Cuaresma de Roma en 1926).

Misión de la joven y de la mujer cristiana en la sociedad.

            Mientras vuestros hermanos, vuestros padres o vuestros esposos, ¡oh jóvenes doncellas y esposas cristianas!, combaten para conservaros la fe y proteger la religión… para defender los derechos del bien y conquistar la libertad… a vosotras os también incumbe también una parte, y es la de sostenerlos con vuestras oraciones y ejemplos en el cumplimiento del deber y en la prosecución del bien, por el reinado de Cristo, no en palabras sino en verdad…

            Se ha oído ya la voz del Papa dando la orden, levantando los ánimos y excitando a todos los sacrificios: ¿Os quedaréis atrás vosotras, cuya influencia es tan grande y tan eficaz en torno vuestro?... Tenéis que luchar también en estos momentos; y ¿de qué manera? Dando testimonio vosotras mismas de lo que sois y demostrando que pertenecéis a Cristo Rey… y a la Virgen Inmaculada, vuestra Madre… que seguramente deseáis ver reconocida en todas partes como Reina del Universo.

Asemejaos a María.

            Una hija ha de parecerse a su madre, tiene que encontrarse en ella cierto sello que la recuerde… Dirigid a María frecuentes miradas. ¿No os impresiona en Ella desde el primer instante su pureza, su candor, su modestia? ¡Es la Inmaculada!

            Vosotras que sois sus hijas, considerad lo que vuestra Madre celestial os podrá decir al miraros en este momento… reparad lo que en vosotras, en vuestra compostura, en vuestras miradas y conversaciones no fuere conforme a María e hiriera su vista virginal y tan pura…

Entrad en la Liga.

            Lo que forma también vuestro mayor encanto es el pudor y la modestia, no os expongáis a perderlo… Vivís en tiempos de contagio; una verdadera peste se propaga en estos momentos contra la pureza de las costumbres; sus progresos son crecientes… y muchas de las mismas almas que al principio los deploraban, poco a poco han ido dejándose invadir.

            El mal ha venido progresivamente; va acentuándose y adquiere proporciones aterradoras… Viene por vosotras, como antes vino por Eva. El remedio debe venir también por vosotras.

            No podéis permanecer insensibles cuando amenaza la ruina y la ira del Señor va a derramarse sobre un país: HAY QUE UNIRSE para forzar al Cielo, haciendo cuanto esté a vuestro alcance para que cesen los desórdenes que producen tantos males, y preparen otros aún mayores…

            Si habéis sabido manteneros en humilde modestia hasta ahora ¿no habéis sufrido cruelmente al tender la vista en derredor vuestro?

            ¿Cuántas veces, si sentís lo que valen las almas, la Sangre de Cristo, la eternidad… no habéis sido forzadas a bajar los ojos con una tristeza indecible, ante el modo de presentarse de vuestras compañeras, de vuestras amigas, de las que hasta ahora merecían vuestra estima?

            Ha llegado el momento; armaos de todas vuestras energías, a fin de promover por medio de esta Liga un levantamiento cristiano contrario a la disolución pagana…

            Y si os habéis dejado arrastrar, acogeos a la tabla de salvación; vuestra calidad de cristiana y tal vez el puesto que tengáis en tal o cual obra de celo os ayudarán en esta empresa.

Cómo podremos cooperar a este santo levantamiento.

            Hay que hacer en esta hora una verdadera campaña de ORACIONES para que la luz divina ilumine a las almas que corren al abismo como burlándose… ¿No se ha dicho: Velad y orad para que no caigáis en la tentación? (S. Mateo, XXVI, 41; S. Marcos, XIV, 20). Esta vigilancia debe efectuarse en el vestir, en los modales, en las conversaciones…

            ¿Por qué no ejercitar vuestro arte y vuestro buen gusto en un vestido verdaderamente cristiano, sin consentir que estas paganas, de las que vosotras mismas venís a ser esclavas, se os impongan y os arrollen?... Esto no es conforme a vuestro carácter cristiano… La mujer prudente ha de ser humilde, pero firme en su piedad, en su fe, en el cumplimiento del deber, en su celo por el buen ejemplo de la familia…

            ¿Qué será de los “pequeños”, si la hermana mayor, que hace las veces de ángel bueno, y la madre, no saben dar ejemplos de modestias y bondad?... ¿En qué peligros se verá su inocencia?... Pensadlo bien. Sois responsables de estas tiernas almas que debieran respirar en la familia el atractivo de la pureza, de la virtud… y aprender, con vuestro buen proceder, la práctica de mis enseñanzas…

            Volved a las BUENAS TRADICIONES, al verdadero celo; sabed sacrificar estos entretenimientos frívolos que debilitan el alma haciéndola vivir en las quimeras de la imaginación y no en la realidad de la vida…

            La doctrina de Cristo siempre es la misma, cuesta alcanzar el cielo lo mismo que antes, no se ha ensanchado la puerta, sigue estrecha (S. Mateo, VII, 14). Son muchos los que corren al abismo; no queráis ser de este número… Tened valor para renunciar a todo lo que no sea decente en vuestro vestir y en vuestra compostura.

Sosteneos mutuamente en esta empresa.

            Así como el mal ha venido por contagio, el bien tiene que producirse por un santo entusiasmo que arrastre a las demás…

            No seáis, para practicar el bien y contribuir a la salvación de vuestras compañeras y de la sociedad, más tímidas que audaces han sido los partidarios de Satanás para hacer llevar a tantas almas, aun aquellas que pertenecen a Cristo, la librea de su enemigo. Por la moda han logrado imponerse a un crecido número de almas. No hay apenas nadie que no haya sido atacado y que no haya sufrido en sí mismo o en la persona de su prójimo… Reaccionad generosamente. Abrazad en su totalidad los medios que os son ofrecidos.

            Tenéis que librar en estos momentos una verdadera batalla hasta alcanzar la victoria contra el mal. Sed generosas y fieles. Cristo os lo tendrá en cuenta. Trabajáis para el Rey, y María, que es la que ha inspirado esta CRUZADA CONTRA LA MODA, os contempla y protege. Ella ha de bendeciros y teneros por hijas suyas verdaderamente fieles, y en vuestro corazón reinará con su Divino Hijo.

            ¡Cuántas almas recibirán de esta manera la salvación por Ella!

            ¡Adelante! Por la gloria de Cristo y el gozo de su santa Madre. Los impúdicos no poseerán el Reino de Dios. (I Cor. VI, 10).

Promesas del Bautismo

            Yo renuncio a Satanás,  a sus pompas, a sus obras, y me entrego a Jesucristo, a su ley y a su Iglesia para siempre.

            María, Reina de las Vírgenes, rogad por nosotros.
            He aquí la esclava del Señor.

Ofrecimiento.

            Padre Santo, por el Corazón inmaculado de María, os ofrezco a Jesús, vuestro Hijo muy amado, y me ofrezco yo misma en Él, con Él y por Él, a todas sus intenciones y en nombre de todas las criaturas.

            (300 días de indulgencia cada  vez, plenaria una vez al mes. Pío XI, 10 de Junio de 1923).
P. M. SULAMITIS.

            NIHIL OBSTAT: FR. IGNATIUS G. M. REIGADA, O. P.
            27 Januarii 1930.

IMPRIMATUR:

FRANCISCUS, Episcopus Salmantinus.