Padre Santo, por el Corazón Inmaculado de María, os ofrezco a Jesús, vuestro Hijo muy amado, y me ofrezco a mí mismo en Él, con Él y por Él a todas sus intenciones y en nombre de todas las criaturas.
"Esta sencilla oración contiene en breves palabras lo más excelente que
podemos decir y hacer, tanto por la gloria de Dios, como por la salvación de
las almas y nuestra propia santificación."
"¡Padre
Santo! Decimos y usamos de la misma expresión
usada por Jesús cuando le habló delante de sus Apóstoles para enseñarnos a nosotros
a hacerlo también."
"Vamos, pues, nosotros al Padre, vamos a Aquel que busca un corazón para
convertirlo en lugar de reposo para Él, y vamos a Él por María, por el
Corazón de María, por su Corazón Inmaculado, por ese Corazón puro y virginal entre todos, que es realmente un lugar
de delicias para la adorable Trinidad."
"Mas, ¿cuál es el objeto de nuestra oración? -En primer lugar es un
homenaje de gloria a Dios Padre; es la ofrenda de todo aquello que le es más
agradable, de aquello que sólo es digno de Él mismo, la ofrenda de Jesús, de su
Hijo, y de nuestro Salvador, a quien nombró con su voz potente y divina: “Su
Hijo muy amado”. Jesús es el Amado del Padre, su Hijo único, en quien puso
todas sus complacencias y a quien nos tiene mandado que escuchemos."
"Pero el don del que es nuestra Cabeza no sería completo sin el de los
miembros; por eso, y porque Jesús al ofrecerse nos ofrece a todos con Él y
presenta con Él al Padre, a todos los hijos de su Iglesia, por eso, cuando
ofrecemos a Jesús debemos también ofrecernos nosotros mismos."
"Además, ¡qué sería nuestro propio sacrificio, el de tan míseras
criaturas, si quedase separado del de Jesús!... Por lo cual hemos de añadir: en Él, con
Él y por Él, para que en estas dos ofrendas haya una
sola, y que estos dos sacrificios sean una cosa."
"Para atestiguar los numerosos deberes que queremos rendir a Dios por
este medio, nos servimos de una expresión en plural, que no excluye, por
cierto, el acto simple del alma de Jesús y decimos: A todas sus
intenciones. -De suerte que ningún bien deseamos que
no haya sido deseado por Dios, ni dejamos de unirnos a cosa alguna, que haya
sido pensada o pedida por el mismo Jesús."
"Para dar a esta ofrenda un sello universal, haciéndola así más agradable
a Dios y practicando al mismo tiempo un acto de caridad, de esa hermosa caridad
que encanta al Corazón de Jesús, continuaremos haciendo nosotros lo que Él
hacía, lo que hace aún en la tierra, lo que hace en el Cielo mismo., formulando
este acto de caridad, en nombre de todas las criaturas, animadas e inanimadas, y en unión con María."
Señor, glorifícate en nosotros, y acelera tu Reinado. Amén.